Por Sergio Imbert Moscú, 10 ago (EFE).- Una expedición científica siberiana afirmó hoy haber hallado pruebas que confirmarían la exótica teoría de que el meteorito de Tunguska, el más grande que jamás haya caído en la Tierra, en realidad fue una nave espacial extraterrestre.
Un comunicado de la administración de la región rusa de Evenkia, difundido por la prensa digital, señaló que «los exploradores de la fundación estatal siberiana Fenómeno Espacial Tunguska opinan que han encontrado elementos de un artefacto técnico extraterrestre». «Hemos encontrado lo que queríamos», citaron las agencias al director científico de la expedición y presidente de la fundación, Yuri Labvin, fervoroso partidario de la teoría según la cual hace 96 años en Siberia explotó un OVNI (Objeto Volador No Identificado).
Aquel 30 de junio de 1908, el fenómeno de Tunguska, llamado así por el río en cuya cuenca se produjo, causó una potente explosión equivalente a 500 bombas atómicas como la de Hiroshima, con una onda expansiva que arrasó 2.200 kilómetros cuadrados de bosques. Aquella explosión abrió uno de los grandes enigmas del siglo pasado que todavía suscita apasionadas discusiones de los científicos, aunque la versión más difundida señala que la Tierra fue alcanzada por un asteroide o un fragmento de un cometa. El fenómeno de Tunguska alentó más de 30 hipótesis y teorías de lo ocurrido. Las más exóticas hablan de la catástrofe de una nave extraterrestre, de un meteorito hecho de antimateria e incluso de un pequeño agujero negro que habría atravesado la Tierra.
La falta de cráter en el epicentro de la catástrofe, el hecho de que ninguna de la más de 200 expediciones hallase un solo fragmento del cuerpo celeste y la posición de los árboles, caídos al exterior del enorme círculo de 60 kilómetros y que quedaron en pie en su centro, demostró que la explosión se produjo sobre la superficie terrestre.
Los más de mil especialistas del Observatorio de Irkutsk, que observaron la caída del cuerpo celeste sobre la taiga siberiana dejaron evidencia de las sorprendentes «maniobras» que realizaba el bólido a lo largo de su trayectoria, como si estuviera pilotado. La teoría particular de Yuri Labvin, quien dirigió esta última expedición, apunta a que el fenómeno fue originado por una nave interplanetaria extraterrestre que salvó a la Tierra de una catástrofe al destruir o desviar un cuerpo espacial que se dirigía hacia ella. Según el comunicado oficial, la expedición, integrada por 14 exploradores, geólogos y profesores y estudiantes de la Universidad de Krasnoyarsk, rastreó durante dos semanas un sector elegido en base a análisis de fotografías tomadas desde el espacio. En esta zona, cerca de la aldea Poligus en el distrito Baykit, a 500 kilómetros al oeste de los lugares donde trabajaron expediciones anteriores, según Labvin fueron descubiertos cráteres de hasta medio kilómetro de profundidad y detectados fenómenos naturales anormales.
De acuerdo con el comunicado, los exploradores hallaron además una de las llamadas «piedras-reno», mencionadas por algunos testigos presenciales de aquella catástrofe, y transportaron a Krasnoyarsk un trozo de esa roca, de 50 kilos de peso, para su análisis. Según el diario NEWSru.com, tras la conferencia celebrada en 1998 en Krasnoyarsk con motivo del 90 aniversario del fenómeno, Labvin mostró dos barras supuestamente hechas de un metal desconocido que él habría hallado durante una expedición anterior cerca del poblado de Vanavara, a 65 kilómetros del cual se produjo la explosión. «Los resultados de la expedición, según su director científico, permiten esperar que el misterio de aquel fenómeno cósmico será desvelado sin falta para el centenario de la caída del meteorito de Tunguska», citó la agencia Interfax el comunicado. Pero el diario Utro.ru ironizó que «la palabra ‘meteorito’ ya debe escribirse entre comillas, puesto que lo que explotó fue un ovni», y advirtió de que a la zona recorrida por esa expedición ya preparan viajar los ufólogos, animados por los nuevos hallazgos.