Se trata de un círculo de un diámetro de 4.25 metros en cuyo centro existe un romboide con trazos inexplicables.
Una extraña huella cilíndrica de 4.25 metros de diámetro aproximadamente, descubrió ayer en la cúspide de uno de los cerros adyacentes al San Bernardo. El es conocido porque sirve de límite Oeste del autódromo «Martín Miguel de Güemes» y en virtud de que era utilizado habitualmente como plataforma de lanzamiento por los que practican vuelo en parapente.
El cerro tiene aproximadamente 1200 metros de altura y carece caminos para el acceso de vehículos, ya que el que había construido hace años una asociación de aladeltistas, se encuentra abandonado…
El hallazgo fue realizado por el profesor primario Omar Ruiz, de 48 años y su hijo Diego Armando de 13, que habían subido hasta allí con propósitos deportivos.
Ruiz se desempeña como docente en la escuela «De la Patria» de la alejada localidad de Los Toldos y en la víspera cumplió su penúltimo día de vacaciones en Salta ya que mañana se reintegrará a sus tareas.
«Me extrañó cuando vi estas extrañas huellas, un círculo casi perfecto», dijo. «Pero más me llamaron la atención sus curiosos dibujos», puntualizó el asombrado educador, que luego de su descubrimiento se comunicó telefónicamente con El Tribuno, que de inmediato despachó un equipo al lugar.
Periodista y fotógrafo ascendieron el cerro en compañía de los Ruiz, comprobando la veracidad de sus dichos: sobre el suelo rocoso y duro de la cima, que es plano y que por ello fue elegido como zona de despegue por los parapentistas, estaba la marca: una circunferencia perfecta, que dejó tres tipos de hendiduras de diferentes profundidades, una inscripción continua de muescas equidistantes unas de otras y en posición diagonal, similares a los dibujos de cierto tipo de cubiertas de vehículos especiales.
Pero eso no es todo, en el centro de la figura, había otra romboidal, con una curiosa formación de trazos rectos, impresos eventualmente a presión sobre la ríspida superficie.
Y más aún: en el área límite de la circunferencia, se apreciaban algunas rocas salientes con signos de haber sido pulidas por efecto de una fuerte fricción.
Un turista santiagueño, de vacaciones con un gran grupo familiar y que realizaban un escalamiento, llegaron juntamente con El Tribuno y los descubridores de las huellas a la zona y se manifestaron extrañados. «No se qué cosa pudo haber hecho estas marcas.
Es lo más raro que he visto», puntualizó el comerciante mistolero Marcelo Ruiz (sin parentesco con los otros), absorto en la observación de las peculiares inscripciones.
Fuente: El Tribuno digital.
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