Hace varias décadas, durante un almuerzo, el físico Enrico Fermi discutió el tema de las civilizaciones extraterrestres con otros teóricos, generando el famoso interrogante: «¿Dónde están?». Más tarde, esa pregunta fue de vital importancia durante los debates acerca de la cantidad de seres que podrían habitar otros sistemas solares y de posibles visitantes extraterrestres.
Las cavilaciones de Fermi sobre el tema más tarde recibieron el nombre de «paradoja de Fermi». Es una anécdota muy conocida de los años ’50, cuando el científico trató el tema, junto a varios colegas, en diversas discusiones sostenidas en Los Álamos, Nuevo México. Las ideas referidas a la probabilidad de la existencia de planetas similares a la Tierra, al surgimiento de civilizaciones sumamente avanzadas en otros sitios y al viaje interestelar aún siguen siendo básicas para tratar de responder a la paradoja de Fermi.
Ahora, científicos norteamericanos advierten que los descubrimientos astrofísicos más recientes sugieren que la humanidad podría encontrarse en medio de una o más civilizaciones ET. Además, afirman que es un error rechazar de plano todos los informes de avistamiento de OVNIS, ya que algunas de las evidencias sobre las visitas extraterrestres teóricamente probables podrían encontrarse justamente en esos informes. Los investigadores presentan su propuesta en el ejemplar de enero/febrero 2005 del Journal of the British Interplanetary Society (JBIS).
En cualquier revista científica seria de la actualidad, hallaremos las últimas y sorprendentes ideas acerca de la teoría de las supercuerdas, los túneles de gusano o el estiramiento del espaciotiempo. Al mismo tiempo, la detección de planetas extrasolares está a punto de convertirse en rutinaria. «Hoy en día nos encontramos en una curiosa situación, ya que las teorías físicas y astrofísicas modernas predicen que deberíamos estar experimentando visitas extraterrestres, pero al mismo tiempo la comunidad científica desprecia cualquier evidencia de incursiones de OVNIS», argumenta el astrofísico Bernard Haisch. Junto con los físicos James Deardorff, Bruce Maccabee y Harold Puthoff, Haisch plantea la cuestión en el artículo «Inflation: Theory Implications for Extraterrestrial Visitation». Estos científicos señalan dos descubrimientos clave hechos por astrónomos australianos e informados el año pasado: que existe una «zona galáctica habitable» en la Vía Láctea y que la estrella de la Tierra, el Sol, es relativamente joven en comparación con el promedio de las estrellas ubicadas en dicha zona… mil millones de años más joven.
Por lo tanto, explican los científicos en su artículo, la civilización alienígena promedio sería más avanzada que la nuestra y habría descubierto la Tierra hace mucho tiempo.
Además, otro trabajo de investigación basado en una suposición implícita en el Big Bang (conocida como la teoría de la inflación) apuntala la posibilidad de que nuestro mundo esté inmerso en una civilización extraterrestre mucho mayor. Contando con una ciencia física de mil millones de años de desarrollo, ¿no sería posible viajar por toda la galaxia? La teoría de las supercuerdas contiene la hipótesis de otras dimensiones, que podrían ser universos habitables adyacentes al nuestro. Al entrar y salir de esas dimensiones, hasta podría ser posible viajar a una velocidad cercana a la de la luz. «Hemos reunido varios descubrimientos recientes y problemas teóricos que colectivamente indican la existencia una fuerte probabilidad de encontrarnos en medio de una o más civilizaciones extraterrestres de enormes dimensiones», dice Haisch Las posibilidades de las supercuerdas, los túneles de gusano y la expansión del espaciotiempo refutarían la objeción «no se puede llegar hasta aquí desde allá» que a menudo se plantea al considerar las distancias interestelares que separan un punto de otro. Además, según Haisch, los modelos de difusión predicen que una civilización podría esparcirse por la galaxia en un lapso equivalente a una diminuta fracción de la edad de la propia galaxia, incluso si se desplazara a velocidades sublumínicas.
¿Puede la comunidad científica obligarse a evaluar las evidencias provenientes de los misteriosos avistamientos de cosas raras por parte de la gente común? En gran medida, la comunidad científica considera que las visitas de ETs carecen de la seriedad necesaria para que valga la pena analizarlas. ¿Por qué? «La descalificación tiene varias causas que se refuerzan unas a otras», responde Haisch. «Gran parte de las observaciones son posibles malas interpretaciones, alucinaciones o engaños. Desanimados por estas cosas, los científicos, en su mayoría, no se han tomado la molestia de seguir investigando y por lo tanto ignoran si puede haber algo más». Deardorff, principal autor del artículo aparecido en el JBIS, señala: «Se necesitaría de la humildad de la comunidad científica para abolir este criterio y considerar seriamente los informes de mejor calidad, o al menos algunos de ellos, para investigarlos mejor».
Según Haisch, existe una importante predicción científica que especula que entre los datos que se obtienen del espacio tiene que existir alguna «firma» alienígena genuina. Potencialmente, esto alteraría de manera significativa la relación del fenómeno OVNI con la ciencia. Si se eliminan los prejuicios, las actuales teorías físicas y astrofísicas no hacen más que confirmar que las visitas de extraterrestres a nuestro planeta constituirían, efectivamente, la opción más probable.